Milagros Torres, Courier Looper, compartió con nosotros su primera experiencia brindando servicio de hand carry México-Estados Unidos.
Creo que el servicio de hand carry, sobre todo en México, requiere de un sentido de urgencia y saber que todo el movimiento es para ayer.
Al inicio pensé: “Claro, no pasa nada si voy. Total, súper fácil. Pero en cuanto se concretó empecé a pensar mil cosas:
Al final, vas a hacer un servicio de hand carry. Si quedas mal por un mínimo detalle, ¡es un dominó que llega a afectar a otras personas!
Los prestadores de servicio de hand carry, en México, siempre tenemos nervios por la comunicación. Aunque sepas inglés, siempre está esa parte de querer ser excelente durante todo el proceso.
En lo particular, en el aeropuerto de Houston es donde los agentes aduanales eran muy estrictos y desconfiados. Por ejemplo, a todos los mexas los hacían a un lado y aventaban todo lo que traían a la mesa, nos enviaban a una fila independiente para que pasaran personas de otros países, y me sentí rezagada.
En una ocasión, durante un servicio de hand carry saliendo de México, me enviaron a una oficina aislada. Ahí me cuestionaban:
Me preguntaban tantas veces lo mismo, que parecía que no estábamos hablando inglés. Al final, después de explicar tantas veces, ¡la guardia comenzó a hablar español!
Por otro lado, también llegas a conocer gente interesante y hacer amigos.
Debo decir que me topé con mucha gente buena, sobre todo en Londres que fue donde más salí. Fue hermoso a pesar de que siempre me tocó lluvia, regresaba siempre con una gripa muy buena y el bendito jetlag.
Lo más chistoso que me pasó y aún recuerdo, TULSA.
Tulsa es un lugar muy pintoresco, muy como pueblo fantasma. Primero, llegué al aeropuerto súper chiquito, muy hogareño, pedí el Uber y llega una camioneta. Anthony, un señor como de 65 años, se baja, carga las cajas, las sube, pues vamos camino a la entrega.
En el camino, tuvimos la plática normal: ¿Qué haces aquí? ¿De dónde eres? Etc. En cuanto le dije que soy de México, me dijo: “Oh, ¿No traes drogas en las cajas?” y le contesté que traía armas. Lo bueno fue que lo tomó con mucha gracia y en ese momento rompimos el hielo.
Al final, nos llevamos bien y me presentó a su hija que era como de mi edad. Más tarde, me llevaron a unos bares del centro, todo súper solo, no mucha gente.
Por lo mismo, pudimos hablar con el barman y resultó que ¡era de Guadalajara! Fue algo muy fuera de lo común. Pero bueno, por andar de “ jijiji, jajaja ” casi no llego al vuelo, que era también un pendiente de siempre. Lo bueno es que nada pasó a mayores, nunca.
En resumen, puedo contar que es una experiencia muy buena, con muchas ventajas:
Tal vez es cansado, pero nada que no se pueda controlar. En mi experiencia, no viví algo negativo. Puedo decir que lo haría otra vez, mil veces y lo recomiendo. Sin duda, de lo mejor que puedes hacer.
Brindar el servicio de hand carry me ha dejado muchos recuerdos padres, experiencias y una buena distracción de la rutina. Con el tiempo, se vuelve divertido estar en un aeropuerto. Aprendes a vivir en ellos, hasta llegas a amar la comida del avión,
Eso sí, en cuanto aterrizas en el regreso sientes la necesidad de correr por tacos.
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